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Un joven llamado Ignacio Martínez llega a K-Roll. Es el hijo de Bibi, quien avergonzada por el puesto que ocupa, finge ser la directora general y le presenta a Lola como la recepcionista. Esta, aunque extrañada, le sigue el juego.
Pero las cosas no van a quedar ahí. Más tarde, Bibi pide un nuevo favor a su jefa: que le preste su casa, pues su humilde piso no es el apropiado para un cargo directivo y no quiere desvelar a su hijo la mentira. Si bien no sale de su asombro, Padilla acepta ayudarla.
Natalia le da a Vicky clases de protocolo
Esa noche, Ignacio se instala en el supuesto apartamento de su madre. Para asombro de Paula y Lola, hace uso de las cosas de Padilla como si fuesen suyas y las dos amigas tendrán que pasar esa noche en un hotel.
En la radio, Martín convence a Santiago y Remedios, los padres de Boggie, para que colaboren en el programa. La pareja no tarda en discutir y la audiencia sube como la espuma.
Sofía se cree ya millonaria y no duda en hacer regalos en K-Roll. Pero su abogado le dice que no podrá tocar ni un euro por culpa de Amón Rab, líder de la secta a la que pertenecía su padre.
Mientras, Natalia da clases de protocolo a Vicky. Con mucha paciencia, le explica la posición de los cubiertos y cómo se usa cada uno. Lo hace para prepararla de cara a una cena que tiene Mateo con el embajador.
Tras esto, Natalia, que se ha aliado con Romina para destruir a Lola, reúne a sus empleados para informarlos de que a la mañana siguiente habrá una reunión. El objetivo de la hija de Carol es desvelar ante todos que Padilla es Lalo. En ese instante, Romina está conectando una silla de la sala de juntas a un trasformador. “Será el fin de Lola...”, susurra mientras lo prepara.
Al mismo tiempo, Sergio le pide ayuda a Padilla para averiguar qué es lo que le pasa a Elisa, que apenas le dirige la palabra. Poco después, Lola habla con la adolescente y averigua que está enamorada de Boggie. Para quitarle la idea de la cabeza, la publicista le consigue una cita con el técnico. “Soy muy mayor para estar contigo”, confiesa este. Aunque dolida, la joven comprende que su amor es imposible.
Lucas llega al B4 con un maletín lleno de billetes. Un cliente se lo ha olvidado y el chico pretende comprar el bar con ese dinero.
Pero las cosas no van a quedar ahí. Más tarde, Bibi pide un nuevo favor a su jefa: que le preste su casa, pues su humilde piso no es el apropiado para un cargo directivo y no quiere desvelar a su hijo la mentira. Si bien no sale de su asombro, Padilla acepta ayudarla.
Natalia le da a Vicky clases de protocolo
Esa noche, Ignacio se instala en el supuesto apartamento de su madre. Para asombro de Paula y Lola, hace uso de las cosas de Padilla como si fuesen suyas y las dos amigas tendrán que pasar esa noche en un hotel.
En la radio, Martín convence a Santiago y Remedios, los padres de Boggie, para que colaboren en el programa. La pareja no tarda en discutir y la audiencia sube como la espuma.
Sofía se cree ya millonaria y no duda en hacer regalos en K-Roll. Pero su abogado le dice que no podrá tocar ni un euro por culpa de Amón Rab, líder de la secta a la que pertenecía su padre.
Mientras, Natalia da clases de protocolo a Vicky. Con mucha paciencia, le explica la posición de los cubiertos y cómo se usa cada uno. Lo hace para prepararla de cara a una cena que tiene Mateo con el embajador.
Tras esto, Natalia, que se ha aliado con Romina para destruir a Lola, reúne a sus empleados para informarlos de que a la mañana siguiente habrá una reunión. El objetivo de la hija de Carol es desvelar ante todos que Padilla es Lalo. En ese instante, Romina está conectando una silla de la sala de juntas a un trasformador. “Será el fin de Lola...”, susurra mientras lo prepara.
Al mismo tiempo, Sergio le pide ayuda a Padilla para averiguar qué es lo que le pasa a Elisa, que apenas le dirige la palabra. Poco después, Lola habla con la adolescente y averigua que está enamorada de Boggie. Para quitarle la idea de la cabeza, la publicista le consigue una cita con el técnico. “Soy muy mayor para estar contigo”, confiesa este. Aunque dolida, la joven comprende que su amor es imposible.
Lucas llega al B4 con un maletín lleno de billetes. Un cliente se lo ha olvidado y el chico pretende comprar el bar con ese dinero.
